Pasando del ghosting, ahora se lleva el love bombing y future faking
Mis continuos desengaños amorosos me han llevado a un estado mental de inseguridad constante, porque aunque tengo todos los motivos del mundo para ser una tía segura de mí misma el mundo no lo quiere así. El mundo o los hombres, no sé quién lleva la batuta. Lo primero que te surge después de una ruptura son preguntas: ¿por qué ha pasado esto? ¿Qué ha fallado? ¿De quién es la culpa? Después la imperiosa necesidad de volver a ver Qué les pasa a los hombres o la saga Crepúsculo, mis básicos para cuando alguien me rompe la autoestima (porque por suerte al corazón no les da tiempo a llegar).
A lo largo de los últimos meses, en los que me he metido mucho en ciertos agujeros negros de internet sobre patrones de relaciones en estos tiempos, he aprendido sobre los conceptos de love bombing y future faking, dos ideas que por lo que leo no tienen más que traducciones literales (bombardeo del amor y fingir el futuro) y que encuadran, según internet a un narcisista en el mundo de las citas. Para apuntillar diré que llamarlo "el mundo de las citas" me hace sentir como que vivo en Nueva York, me llamo Carrie Bradshaw y mi sueldo me permite comprarme unos manolos. Todo mentira.
La primera vez que me encontré con algo así fue hace ya muchos años, pero no le di más importancia. No me tomé muy en serio el primer "te quiero" profundamente fuera de lugar, y asumí que desde luego este chico no me quería. Sin embargo me lo volví a encontrar, años más tarde, y cuando me dijo que me quería aún pronto pero con los tiempos mejor estudiados, sí me lo creí. Tras esto fueron meses de planes, de viajes por Europa, de sueños compartidos... que terminaron con un ghosteo discreto: me seguía contestando, pero parecía que cada vez que le escribía le molestaba. Empezó a espaciar sus ávidas declaraciones de amor porque de repente le parecían más importantes y, por tanto, solo podían decirse en situaciones importantes. Obviamente fui yo quien tuve que dejar la relación, porque, como escuché en un episodio de Deforme Semanal, ellos nunca tienen el valor. Simplemente te colocan la pelota para que seas tú quien la patee.
Un love bombing y future faking de manual. Este chico (que bien podría ser el Lucas de mi Brooke en One Tree Hill, lo que demuestra que no son términos que se hayan inventado ahora) me dio pie a que yo imaginara toda mi vida junto a él, me presentó a sus padres y ponía a su hermana al teléfono para que habláramos... pero una vez empecé yo a necesitar otro tipo de reafirmaciones sobre nuestra relación (como que fuéramos novios oficialmente, por ejemplo), él se puso a la defensiva. No era eso lo que él quería, solo quería sus planes, alguien que le escuchara cuando necesitaba quejarse y que le mimara un poco cuando estaba borracho. A mí me llamaba y bombardeaba a mensajes mientras yo estaba de fiesta, pero si yo le escribía cuando él estaba por ahí no me contestaba en horas.
Pensé que yo era rara, que había tenido mala suerte, hasta que me he encontrado en internet a miles, millones de chicas que han pasado por situaciones similares. Supuestamente el ejecutor de estas mecánicas es un narcisista, algo que yo nunca habría llamado a este chico. Tampoco a los que me hicieron cosas similares después, aunque quizás en grados menores. Hasta llegados a este punto le defendería como un buen chico, en absoluto como un narcisista, pero ¿y si sí lo era? Resulta imposible saberlo ahora, cuando ya no tengo relación con él. Pero era un buen chico, un chico sensible, alguien capaz de tener amigas y cuidar gatitos... quizás debería haber aprendido ya tras ver Promising young woman que ser un good guy de poco te salva.
Lo que sí tengo claro es que (casi) todos los hombres que han pasado por mi vida han necesitado de mí más cariño y apoyo de lo que decían, y yo por supuesto se lo ofrecí. Cuando se invirtió la balanza ninguno se quedó a hacerme el mismo favor. Así que cuidado, cuidado a todo el que me lea, no dejes que te adulen; te empujen para que la relación avance más rápido de lo "normal" o de lo que tú estás preparado para aceptar; o que te bañen de amor, detalles y atenciones desde el principio, cuando lo normal es desarrollar cariño y atención por el camino. Vamos a caminar todos los pasos, ni corramos ni saltemos.