Acné adulto, una historia de terror que tiene solución
El pasado año me diagnosticaron hipotiroidismo, y así comienza una terrible historia de terror protagonizada por médicos desinteresados, problemas de salud en cadena y piel sensible.
Siempre he tenido problemas hormonales y siempre he tenido la piel sensible. Tuve un acné muy fuerte ya con 15 años por lo que, cuando empezaron a salirme unos granos quísticos enormes supe a dónde nos dirigíamos. Así que le sugerí al médico esa posibilidad y me hizo pruebas de la tiroides para descubrir un déficit. Yo insistí en varias visitas a la consulta y durante varios meses, pero me ignoró por completo en varias ocasiones y consideró que no era para tanto, que los granos se pasan.
Llegó un momento en el que tuve que mentir para que me hiciera caso- por consejo de amigos médicos- y decirle que los granos me impedían dormir. Funcionó y yo aún no me puedo creer que tuviera que contar una vil (y ridícula) mentira para que me hicieron caso ante un problema que era evidente y del que ya tenía antecedentes.
Al final la solución fue fácil, simple y sencilla: hormonas, puesto que tenía un exceso de testosterona. Lo que yo me imaginaba, habiendo tenido la experiencia del pasado. Aún así, la recuperación fue muy lenta y aún, seis meses después, sigo teniendo granos bien feos de vez en cuando. Y, por supuesto, las cicatrices siguen ahí, espero que no por mucho tiempo.
Es por esta historia, que me parece- ahora que he superado el trance- una auténtica maravilla, por lo que he hecho un vídeo para mis compañeros de acné. Porque sé que somos muchos. En él cuento mi historia y el proceso, detallando algunos puntos que aquí no he tocado, y sobre todo os explico qué productos usé para ir tirando, los que me recomendó el dermatólogo y cuáles fueron los que mejor me funcionaron.
¡Nos vemos por aquí!
Siempre he tenido problemas hormonales y siempre he tenido la piel sensible. Tuve un acné muy fuerte ya con 15 años por lo que, cuando empezaron a salirme unos granos quísticos enormes supe a dónde nos dirigíamos. Así que le sugerí al médico esa posibilidad y me hizo pruebas de la tiroides para descubrir un déficit. Yo insistí en varias visitas a la consulta y durante varios meses, pero me ignoró por completo en varias ocasiones y consideró que no era para tanto, que los granos se pasan.
Llegó un momento en el que tuve que mentir para que me hiciera caso- por consejo de amigos médicos- y decirle que los granos me impedían dormir. Funcionó y yo aún no me puedo creer que tuviera que contar una vil (y ridícula) mentira para que me hicieron caso ante un problema que era evidente y del que ya tenía antecedentes.
Al final la solución fue fácil, simple y sencilla: hormonas, puesto que tenía un exceso de testosterona. Lo que yo me imaginaba, habiendo tenido la experiencia del pasado. Aún así, la recuperación fue muy lenta y aún, seis meses después, sigo teniendo granos bien feos de vez en cuando. Y, por supuesto, las cicatrices siguen ahí, espero que no por mucho tiempo.
Es por esta historia, que me parece- ahora que he superado el trance- una auténtica maravilla, por lo que he hecho un vídeo para mis compañeros de acné. Porque sé que somos muchos. En él cuento mi historia y el proceso, detallando algunos puntos que aquí no he tocado, y sobre todo os explico qué productos usé para ir tirando, los que me recomendó el dermatólogo y cuáles fueron los que mejor me funcionaron.
¡Nos vemos por aquí!
