STOCKHOLM OCTOBER 2016
El amanecer me despierta a través de la ventana sin cortina, el frío me recorre los pies. Los colores de una ciudad olvidada, construida a sí misma, aún rodeada por la naturaleza salvaje, me chocan contra las pupilas. La belleza que se respira en el aire y las hojas cayendo de los copas más altas.
Un par de noches muy cortas, muy largas, muy prontas. Un par de madrugadas muy frías, muy luminosas. Tortitas. Comilonas. La vida universitaria que ya debería olvidar, para seguir adelante, mañana trabajo...
Gracias Estocolmo, por ser tú misma estos días que te he visitado y me has encantado.
xx